FOTÓN: PROTAGONISTA DE LA REALIDAD

FOTÓN: PROTAGONISTA DE LA REALIDAD

Al considerar todo lo que ha sido y es esencial para la supervivencia humana, pocas veces reparamos en que nuestro bienestar depende de una combinación de elementos y fuerzas misteriosas e invisibles que generalmente damos por hecho como la electricidad, magnetismo o incluso el ahora imprescindible internet; todas manifestaciones primordiales de una sola fuente de origen: luz. Somos manifestaciones de la luz.

Produce lo que comemos, inspira los ritmos biológicos, climáticos y aporta el calor que el ciclo natural necesita para sostenerse. Es la base de toda nuestra comodidad, y aunque su presencia siempre se da por hecho al estar normalmente cerca, – en una lámpara, fuego, vela, estufa, o por supuesto en el radiante Sol -,  su beneficio y propósito se extiende más allá de lo visible. La luz es un elemento que nos define y sostiene. Su naturaleza nos remonta a la semilla de origen de la cual surge todo lo que conocemos: el fotón.

Imagen holográfica de un fotón

Sí tenemos a  la unidad básica de la materia siendo el átomo, el bloque fundamental de la luz es el poderoso fotón. Una pieza fundamental para sostener la vida, desde los rayos y ondas cósmicas hasta la infraestructura de fibra óptica y redes inalámbricas que transmiten trillones de paquetes de luz por segundo para que puedas apreciar esta información, los fotones están en constante interacción con nosotros.

No solo mitigan las necesidades de calor, luminosidad y abastecimiento energético; han estado impregnados desde el origen del universo y son la medida con la que se mide el tiempo, las actividades humanas y no por nada al traer una nueva vida al mundo es común decir que se: ‘da a luz’. Una de sus manifestaciones, quizás la más perceptible, encabeza la lista de necesidades básicas: la comunicación, y en eso radica el poder maravilloso de esta semilla lumínica llamada el fotón.

La luz está compuesta de información vibracional. Todos los seres vivos requieren de luz para sintetizarla en la creación de moléculas necesarias para la vida. La unidad de la luz es el fotón. Cada fotón posee la capacidad de nutrir y restaurar las corrientes de electricidad del cuerpo, desde el sistema nervioso a la comunicación neuronal. Por esto es que la luz es el elemento de nutrición por naturaleza.

Cuando las corrientes de energía que circulan por el cuerpo son coherentes es decir, corren los fotones por los canales del organismo naturalmente sin distorsionarse o bloquearse, el resultado es un campo electromagnético que es fuerte, estable y capaz de servir de protección ante frecuencias fuera del rango natural del cuerpo como bacterias, virus, emociones negativas u otros agentes patógenos.

A la capacidad de operar como un organismo eficiente capaz de protegerse y auto-regularse se le llama HOMEOSTASIS en las células, que no es más que un término más para describir la COHERENCIA. Además existen conceptos ancestrales como CHI / KI o PRANA que hacen alusión a la ENERGÍA VITAL que circula por todo organismo vivo, términos que se reducen en esencia a rangos de LUZ más sutiles, es decir fotones circulando por nuestro cuerpo, estamos hechos de luz.

Lo interesante es que nuestros cuerpos parecen estar formados de la misma naturaleza efímera y lumínica que ellos. Y es que básicamente el 99% de nuestros átomos son solo espacio vacío, toda su ‘materia’ se concentra en menos del 1% donde se forma el núcleo, protones y electrones. Vistos más de cerca todo está hecho de partículas aún más pequeñas: quarks o quantums – el mundo casi mágico de lo subatómico -, las cuales no son más que simples paquetes de energía vibrando a diferentes densidades.

Sin meternos mucho en la compleja área de las ciencias cuánticas, se puede decir que en esencia todo es energía. Cuando vibra más rápido la llamamos luz (ondas, rayos), y al hacerlo más lento le decimos materia. En medio existe un mundo de posibilidades que da paso a las vibraciones donde todo lo que existe se manifiesta.

Y visto de forma cualitativa, el fotón/paquete de luz/quantum, es la fuente de origen que sostiene todo lo que conocemos. Posee información vibratoria original. Estimula la generación y comunicación celular. Restaura las estructuras energéticas. Nutre las dinámicas y ciclos de los órganos. Esto no solo se sabía desde hace miles de años por los precursores de las Medicinas Tradicionales que descubrieron el sistema energético humano, se ha demostrado en diversos estudios, que demuestran que el ser humano depende de la luz para activar diversos procesos fisiológicos como:

Esto no solo se sabía desde hace miles de años por los precursores de las Medicinas Tradicionales que descubrieron el sistema energético humano, se ha demostrado en diversos estudios, que demuestran que el ser humano depende de la luz para activar diversos procesos fisiológicos como:

Producción de Vitamina D

Facilitar la comunicación eléctrica

Permitir la fluidez neuronal

Mantener la estabilidad nerviosa y anímica

Esto se observa en la manifestación de diferentes síndromes y desajustes biológicos como el Trastorno Afectivo Estacional que sucede en países con temporadas de poca recepción de luz, influenciando no solo en el estado de ánimo de las personas, también en su vitalidad y la capacidad de nutrición y comunicación celular.

Los fotones toman cada vez una dimensión mucho más profunda que vale la pena seguir explorando. escondiendo un potencial muy amplio de aplicaciones que van desde las fuentes de energía renovables como las células solares – las cuales encabezan la industria y no son más que simples traductores de fotones en energía –  , hasta las aplicaciones en la industria médica, cosmética y restaurativa de la salud, donde se siguen descubriendo las formas en que la luz puede seguir nutriendo y beneficiando la vida de todos los seres sintientes.

Los fotones atraviesan cada átomo y ayudan a limpiar, ajustar o nutrir las células de lo que les haga falta, y por ello fueron, son y serán el protagonista de nuestra realidad.

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