Sucedió sin premeditación, simplemente un día me surgió el deseo de pausar y analizar lo que significaban para mi las redes y de qué forma estaban ayudando o afectando a mi evolución. Más que ir en contra de ellas o reforzar la idea si son buenas o malas, esto surgió de una propuesta que me hice a inicio del 2021 de volverme consciente a trabajar mis fugas de energía y atención.
Recuerdo que era inicios de Febrero y mientras hacía el eterno ritual moderno de scrolling, comencé a notar que me sentía inquieto, disperso y ansioso en ese momento y recordé que muchas veces me sentía así cuando entraba a las redes, así que tomé una respiración profunda, alejé el teléfono de mí y me hice la pregunta que lo comenzó todo:
¿QUÉ ES LO QUE REALMENTE NECESITO EN ESTE MOMENTO?
Esa pregunta me llevó a una aventura de auto observación y honestidad conmigo mismo que develó una serie de estímulos, distracciones, expectativas, ideas y diversas capas de dispersión e información sin integrar que parecía ni existían pero se disfrazaban muy bien detrás de una mente sobrecargada. Tomé esto como un reto, y me decidí a indagar qué había detrás de ello, comenzando desde ese día un nuevo hábito que sustituyó mi tiempo en redes y redimensionó toda mi forma de relacionarme conmigo mismo y el mundo…. Comencé a invertir intervalos del día al simple acto de la contemplación… y no precisamente meditar, visualizar ni nada que implique técnica, simplemente esto era un acto de contemplar mi mundo interno y externo.
Viniendo de una personalidad y programación social donde se nos ha hecho creer que el exigirnos de más, estar siempre ocupados, conquistando todo a nuestro paso y resolviendo asuntos las 24 horas del día es sinónimo de éxito y evolución, fue todo un reto el permitirme simplemente sentarme a contemplar, a ‘no hacer’ … pero justo ahí es donde realmente descubrí lo mucho que escondemos detrás de la facha de estar estimulados u ocupados, empezando por el miedo que existe a que los otros nos perciban como inútiles o improductivos, especialmente nuestro propio juez interior.
Qué gran viaje fue este de poner mi atención para conocerme mejor en facetas que no conocía, a aplacar demonios que pensé estaban integrados, a reconocer las intenciones detrás de muchos actos, a ver las incoherencias que escondía, a ver como el ego cuando no es estimulado da paso a los dolores no vividos, al trabajo del alma en las heridas no trabajadas y las patologías que anhelan sanarse pero que no creemos que existen por que se cubren de capas y capas de opiniones y comparaciones propias y de otros.
Fui sintiendo un entusiasmo que cada día surgía al acomodar ideas confusas, a abrazar el presente como fuera y a entrenar mi voluntad de la dispersión hacia la contemplación, y con el tiempo noté cosas cambiando, primero que mi ansiedad e inquietud disminuyeron, fui viendo como mi atención se volvió más aguda, como empecé a captar detalles que se me pasaban antes, a estar más presente en las conversaciones, sobre todo recordé el valor que existe en tomarse el tiempo de sentir, procesar e integrar todo lo que pensamos, decimos, leemos, hacemos, proyectamos y alimentamos.
Con todo esto no deseo resaltar que ese sea el camino de todos o que sea mejor o peor esta perspectiva, la verdad es que después de todo este tiempo, sentí el deseo de reincorporarme a las redes por que me di cuenta que como todo, las redes son neutrales, somos nosotros los que les damos el uso y los que decidimos qué tanta atención o energía les damos. Por ello en octubre cuando recibí la noticia de que una prima muy querida tenía que pasar por una operación muy difícil, recordé que justo para eso son las redes, para unir fuerzas, espíritus y corazones hacia situaciones donde podamos ayudar aunque sea con nuestra intención.
De cualquier forma ocho meses son mucho tiempo de observación, así que para cerrar este post les comparto 11 reflexiones para posiblemente inspirarles a reformular la manera en como su energía vital es usada e invertida en las redes sociales, incentivando el manejo consciente de nuestra atención para alinearla hacia lo que nos aporte y acerque más entre nosotros:
TU ATENCIÓN ES TU DIVISA, DONDE LA PONGAS ESTARÁS DANDO TU ENERGÍA VITAL PARA MANIFESTAR AQUELLO EN LO QUE SE PLASME.
LA MEJOR FORMA DE INVERTIR NUESTRO TIEMPO ES EN COSAS QUE NOS NUTRAN, UNIFIQUEN Y APORTEN SOLUCIONES PARA EL BIENESTAR COLECTIVO.
UNA SOBRE ESTIMULACIÓN DE INFORMACIÓN ATURDE LA VOZ INTERIOR Y AL TERCER OJO, HAY QUE SABER CUÁNTO, CÓMO Y HASTA DÓNDE ES BUENO ALIMENTARSE DE DATOS.
CUANDO SINTONIZAMOS LA SABIDURÍA DEL CORAZÓN, NOS CONECTAMOS CON LO ESENCIAL QUE NECESITAMOS SABER EN CADA MOMENTO, LO DEMÁS ES COMPLEMENTARIO.
ENFOCARSE EN FORTALECER LA TRIBU, SALUD, COMUNIDAD, ATENDIENDO PRIMERO A LA REALIDAD INMEDIATA ES MÁS ÚTIL QUE ANGUSTIARSE O ABOGAR POR LOS PROBLEMAS GLOBALES.
PROYECTAR MIEDOS, INSEGURIDADES, ENOJOS EN LA INFORMACIÓN QUE OTROS COMPARTEN ES UN EJERCICIO PARA RESPETAR LA LIBRE EXPRESIÓN, Y OBSERVAR EL QUÉ TANTO NOS ENGANCHAMOS O NOS IMPACTA ESA INFORMACIÓN COMO UN LLAMADO A CONOCERNOS MEJOR.
EXISTE UN GRAN NIVEL DE RUIDO PSÍQUICO AL ENTRAR EN CIENTOS DE CANALES VIRTUALES, QUE MUCHAS VECES CREA CONFUSIÓN Y DISTORSIÓN EN NUESTROS PENSAMIENTOS SIN DEJAR ESCUCHAR LOS PROPIOS NI CREAR NUEVOS.
ES ESENCIAL ALIMENTAR EL TRÁFICO EN PAGINAS DE PROYECTOS REGIONALES, LOCALES, DE AMIGOS, EN VEZ DE DARLE EL 100 A UN SOLO PORTAL QUE CENTRALICE TODO LO QUE SOMOS.
PREGÚNTATE Y ESCUCHA LO QUE NECESITES CUANDO TENGAS TIEMPO LIBRE, QUIZÁS SEA SENTARSE BAJO EL SOL, A LADO DE UN ÁRBOL, JUGAR CON MASCOTAS, PLATICAR CON LOS SERES QUERIDOS O SIMPLEMENTE DETENERSE A CONTEMPLAR Y SENTIR EL MOMENTO PRESENTE, ALIMENTA TU ESENCIA TANTO COMO TU MENTE.
LO VERDADERAMENTE IMPRESCINDIBLE PARA LA EVOLUCIÓN DEL SER SE ENCUENTRA LA MAYORÍA DE LAS VECES EN LO SIMPLE, LO SUTIL E IMPERCEPTIBLE.
NINGUNA FUENTE DE INFORMACIÓN SABE LO QUE ES MEJOR, MAS RELEVANTE, NECESARIO NI APTO PARA CADA QUIEN MÁS QUE LA VOZ DEL DIOS INTERNO QUE RESIDE EN CADA UNO DE NOSOTROS, RESUENA CON TU VERDAD Y ÚSALA PARA HACER ESTE MUNDO UN LUGAR MÁS UNIDO.
ESCÚCHATE ֍ CONTEMPLA ֍ ENRÁIZATE